domingo, 5 de junio de 2016

CULTURA DE LA DEMOCRACIA.

CULTURA DE LA DEMOCRACIA.

¿Qué es la cultura democrática.?
La Cultura Democrática representa conceptualmente la síntesis abarcadora de dos facetas claves para la vida en democracia: 

El derecho a formarse, informarse y disfrutar del patrimonio cultural local, regional, nacional y universal (democratización de la cultura), 

El derecho de todo ser humano de ser protagonista activo de la acción cultural y la labor creadora, asegurando su participación en el progreso y desarrollo de la sociedad (democracia cultural)

Democracia Cultural
Democracia cultural es como se denomina a “la metodología de la acción liberadora de la sociedad, en la que se promueve la participación, partiendo de los intereses y necesidades de los propios ciudadanos y donde son los ciudadanos los que deciden en cada momento que es lo mejor y más conveniente”

Este concepto proviene de las palabras Democracia [del antiguo griego donde «demos», que puede traducirse como «pueblo» y krátos, que puede traducirse como «poder» o «gobierno»] y podemos entender como “Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno”
Y, por otro lado, Cultura [del latín colere, que puede traducirse como «cultivo»] que, actualmente y según la UNESCO, se puede definir como: “el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias".

Así , democracia cultural nos habla sobre cómo el pueblo puede elegir, a través de su poder popular, lo que ellos estimen conveniente en temas referentes a la cultura posibilitando la mayor participación ciudadana y fomentando los intereses hacia temas culturales formando parte de las estrategias referidas a a la cultura y su práctica social.

A partir de los años 80’s y 90’s se toma este concepto como la última fase en relación a políticas culturales del siglo XX, siendo antecedidad por la cultura patrimonial y la democratización de la cultura. Teniendo como labor el dar respuestas a las demandas de la población en cuando aún el estado siga trabajando paralelamente en la difusión cultural. Relacionándola así con el Basismo como forma de interés estatal en políticas culturales, ya que este busca que los ciudadanos estén activos en su propia cultura.

Actualmente, el "boom" de la democracia cultural ha sido muy alto, los estados han adquiridos diferentes formas para definir la participación de sus ciudadanos en temas culturales. A través de fondos concursables, públicos, plesbicitos, entre otros, es posible llegar a un conceso entre gobierno-ciudadanos para lo que se quiere en materia cultural.
En Chile, uno de los ejemplos de esto es el papel que tiene el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, que "es el órgano del Estado encargado de implementar las políticas públicas para el desarrollo cultural. Nuestra misión es promover un desarrollo cultural armónico, pluralista y equitativo entre los habitantes del país, a través del fomento y difusión de la creación artística nacional; así como de la preservación, promoción y difusión del patrimonio cultural chileno, adoptando iniciativas públicas que estimulen una participación activa de la ciudadanía en el logro de tales fines"4, y el cual tiene entre sus colaboradores más de 300 funcionarios que a lo largo de país votan por los proyectos y desiciones que se puedan tomar dentro de esta institución.

Como se expresa la cultura democrática en el salvador.

Al conjunto de creencias, valores, conocimientos y actitudes referentes a la vida en sociedad y al rol de las actividades políticas se le denomina “cultura política”. En la democracia, algunos de sus contenidos básicos son la confianza en las instituciones; la valoración positiva de la crítica pública; la disposición a participar en asuntos públicos; el respeto a las leyes; la tolerancia; la aceptación de los pesos y contrapesos en el ejercicio del poder; el convencimiento de los ciudadanos de ser sujetos de derechos inalienables; el cultivo de la transparencia y la voluntad para aceptar los controles y la rendición de cuentas. ¿Qué nivel de desarrollo tienen estos aspectos en la cultura política predominante en El Salvador?

Recientemente, el Proyecto de Opinión Pública en América Latina (Lapop, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Vanderbilt (EE. UU.) dio a conocer un informe sobre el estado de la cultura política de la democracia en El Salvador en 2012. El estudio permite comparar las actitudes y valores políticos de los salvadoreños en los últimos años (2004, 2006, 2008 y 2010), a la vez que explora la igualdad de oportunidades económicas y sociales de los ciudadanos. Esto con base en una encuesta de opinión pública hecha entre el 18 de abril y el 12 de mayo del año pasado, con una muestra de 1,497 salvadoreños adultos. Además, el sondeo se realizó en 26 países del continente americano, lo cual permite comparar a El Salvador con la mayoría de países de la región. A continuación, algunos de los hallazgos más relevantes relacionados con la democracia, la corrupción, la delincuencia, la tolerancia política y la confianza en las instituciones.

(a) Los salvadoreños exhiben un fuerte apoyo a la democracia como forma de gobierno.Un 82% prefiere la democracia electoral frente a un 18% que apoya a un líder fuerte que no tenga que ser elegido. El 72% prefiere la democracia como forma de gobierno; el 17%, un gobierno autoritario; y a un 11% le da lo mismo un gobierno democrático que uno autoritario. No obstante, el informe revela cierta preocupación por el leve crecimiento del apoyo a un gobierno autoritario, que pasa de 13.5% en 2004 a 17.1% en 2012. Por otra parte, en lo que respecta al funcionamiento de la democracia, los datos de la encuesta indican que casi el 55% se encuentra satisfecho.

(b) Los salvadoreños consideran que el nivel de corrupción entre los funcionarios públicos es alto.En promedio, los encuestados puntuaron con 65, en una escala de 0 a 100, el nivel de corrupción entre los funcionarios del Gobierno. Sin embargo, estas opiniones sobre la corrupción habrían bajado en comparación con la medición de 2008, cuando el promedio fue de casi de 71 puntos. Esto está relacionado con el hecho de que la victimización por corrupción, la cual se mide a través del número de eventos de soborno, no es tan alta como en otros países del hemisferio americano. El 11.3% de los salvadoreños dijo haber sido víctima de algún tipo de corrupción.

(c) La inseguridad sigue siendo un problema serio para la mayoría de salvadoreños. Las percepciones de inseguridad son relativamente altas en comparación con otros países de la región. Al ser preguntados sobre qué tan inseguros se sienten, el 43.8% de los salvadoreños dijo sentirse inseguro; esta percepción de inseguridad aumenta a 61.1% entre los residentes de la capital.

(d) El nivel de tolerancia política de los salvadoreños está ubicado entre los más bajos del continente americano. En una escala de 0 a 100, la tolerancia pasó de 55.8 puntos en 2006 a 54.2 puntos en 2008, y posteriormente se da una importante disminución a 45.1 puntos en 2010, llegando a 43.7 en 2012.

(e) Fluctuante confianza en las instituciones públicas. En la encuesta de 2012, se reporta un leve incremento en los niveles de confianza en las municipalidades, pasando de 59.2 en 2010 a 60.9 en 2012. El Salvador se sitúa como el país del hemisferio con los niveles más altos de confianza en la municipalidad de residencia del ciudadano promedio consultado. Por otra parte, a nivel de instituciones, las que gozan de mayores niveles de confianza son la Fuerza Armada, la Iglesia católica y los medios de comunicación. En tanto que la Asamblea Legislativa y los partidos políticos presentan los niveles más bajos de confianza. Es decir, la percepción ciudadana frente a las élites políticas continúa siendo de desconfianza y reprobación.


Estos datos, entre otros, muestran que si bien la democracia —electoral y como forma de gobierno— es preferible en tanto los ciudadanos sienten que efectivamente son protegidos en sus derechos civiles, políticos y sociales, la victimización por corrupción y delincuencia, así como la percepción de corrupción en los funcionarios públicos, afectan negativamente el apoyo al sistema político en el país. La sensación de inseguridad pública, el miedo de los ciudadanos y la debilidad de las instituciones pueden conducir al apoyo de gobiernos autoritarios, al incremento de actitudes de intolerancia y a la pérdida de confianza en las élites políticas. De ahí que la consolidación de la democracia pasa por el fortalecimiento y desarrollo de instituciones públicas eficientes y transparentes. Implica demostrar que el Gobierno es capaz de dar soluciones viables a los principales problemas ciudadanos. Supone, en definitiva, que la medida del desarrollo de una democracia está dada por su capacidad de dar vigencia a los derechos de los ciudadanos y de constituirlos en sujetos de las decisiones que los afectan.

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