CULTURA DE LA DEMOCRACIA.
¿Qué es la cultura democrática.?
La Cultura Democrática representa conceptualmente
la síntesis abarcadora de dos facetas claves para la vida en democracia:
El derecho a formarse, informarse y disfrutar del patrimonio cultural local, regional, nacional y universal (democratización de la cultura),
El derecho de todo ser humano de ser protagonista activo de la acción cultural y la labor creadora, asegurando su participación en el progreso y desarrollo de la sociedad (democracia cultural)
El derecho a formarse, informarse y disfrutar del patrimonio cultural local, regional, nacional y universal (democratización de la cultura),
El derecho de todo ser humano de ser protagonista activo de la acción cultural y la labor creadora, asegurando su participación en el progreso y desarrollo de la sociedad (democracia cultural)
Democracia Cultural
Democracia cultural es como se
denomina a “la metodología de la acción liberadora de la sociedad, en la que se
promueve la participación, partiendo de los intereses y necesidades de los
propios ciudadanos y donde son los ciudadanos los que deciden en cada momento
que es lo mejor y más conveniente”
Este concepto proviene de las
palabras Democracia [del antiguo griego donde «demos», que puede traducirse
como «pueblo» y krátos, que puede traducirse como «poder» o «gobierno»] y
podemos entender como “Doctrina política favorable a la intervención del pueblo
en el gobierno”
Y, por otro lado, Cultura [del latín
colere, que puede traducirse como «cultivo»] que, actualmente y según la
UNESCO, se puede definir como: “el conjunto de los rasgos distintivos,
espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una
sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los
modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores,
las tradiciones y las creencias".
Así , democracia cultural nos habla
sobre cómo el pueblo puede elegir, a través de su poder popular, lo que ellos
estimen conveniente en temas referentes a la cultura posibilitando la mayor
participación ciudadana y fomentando los intereses hacia temas culturales
formando parte de las estrategias referidas a a la cultura y su práctica
social.
A partir de los años 80’s y 90’s se
toma este concepto como la última fase en relación a políticas culturales del
siglo XX, siendo antecedidad por la cultura patrimonial y la democratización de
la cultura. Teniendo como labor el dar respuestas a las demandas de la
población en cuando aún el estado siga trabajando paralelamente en la difusión
cultural. Relacionándola así con el Basismo como forma de interés estatal en
políticas culturales, ya que este busca que los ciudadanos estén activos en su
propia cultura.
Actualmente, el "boom" de
la democracia cultural ha sido muy alto, los estados han adquiridos diferentes
formas para definir la participación de sus ciudadanos en temas culturales. A
través de fondos concursables, públicos, plesbicitos, entre otros, es posible
llegar a un conceso entre gobierno-ciudadanos para lo que se quiere en materia
cultural.
En Chile, uno de los ejemplos de
esto es el papel que tiene el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, que
"es el órgano del Estado encargado de implementar las políticas públicas
para el desarrollo cultural. Nuestra misión es promover un desarrollo cultural
armónico, pluralista y equitativo entre los habitantes del país, a través del
fomento y difusión de la creación artística nacional; así como de la
preservación, promoción y difusión del patrimonio cultural chileno, adoptando
iniciativas públicas que estimulen una participación activa de la ciudadanía en
el logro de tales fines"4, y el cual tiene entre sus colaboradores más de
300 funcionarios que a lo largo de país votan por los proyectos y desiciones
que se puedan tomar dentro de esta institución.
Como se expresa la cultura democrática en el salvador.
Al conjunto de creencias, valores,
conocimientos y actitudes referentes a la vida en sociedad y al rol de las
actividades políticas se le denomina “cultura política”. En la democracia,
algunos de sus contenidos básicos son la confianza en las instituciones; la
valoración positiva de la crítica pública; la disposición a participar en
asuntos públicos; el respeto a las leyes; la tolerancia; la aceptación de los
pesos y contrapesos en el ejercicio del poder; el convencimiento de los
ciudadanos de ser sujetos de derechos inalienables; el cultivo de la
transparencia y la voluntad para aceptar los controles y la rendición de
cuentas. ¿Qué nivel de desarrollo tienen estos aspectos en la cultura política
predominante en El Salvador?
Recientemente, el Proyecto de
Opinión Pública en América Latina (Lapop, por sus siglas en inglés) de la
Universidad de Vanderbilt (EE. UU.) dio a conocer un informe sobre el estado de
la cultura política de la democracia en El Salvador en 2012. El estudio permite
comparar las actitudes y valores políticos de los salvadoreños en los últimos
años (2004, 2006, 2008 y 2010), a la vez que explora la igualdad de
oportunidades económicas y sociales de los ciudadanos. Esto con base en una
encuesta de opinión pública hecha entre el 18 de abril y el 12 de mayo del año
pasado, con una muestra de 1,497 salvadoreños adultos. Además, el sondeo se
realizó en 26 países del continente americano, lo cual permite comparar a El
Salvador con la mayoría de países de la región. A continuación, algunos de los
hallazgos más relevantes relacionados con la democracia, la corrupción, la
delincuencia, la tolerancia política y la confianza en las instituciones.
(a) Los salvadoreños exhiben un
fuerte apoyo a la democracia como forma de gobierno.Un 82% prefiere la
democracia electoral frente a un 18% que apoya a un líder fuerte que no tenga
que ser elegido. El 72% prefiere la democracia como forma de gobierno; el 17%,
un gobierno autoritario; y a un 11% le da lo mismo un gobierno democrático que
uno autoritario. No obstante, el informe revela cierta preocupación por el leve
crecimiento del apoyo a un gobierno autoritario, que pasa de 13.5% en 2004 a
17.1% en 2012. Por otra parte, en lo que respecta al funcionamiento de la
democracia, los datos de la encuesta indican que casi el 55% se encuentra
satisfecho.
(b) Los salvadoreños consideran que
el nivel de corrupción entre los funcionarios públicos es alto.En promedio, los
encuestados puntuaron con 65, en una escala de 0 a 100, el nivel de corrupción
entre los funcionarios del Gobierno. Sin embargo, estas opiniones sobre la
corrupción habrían bajado en comparación con la medición de 2008, cuando el
promedio fue de casi de 71 puntos. Esto está relacionado con el hecho de que la
victimización por corrupción, la cual se mide a través del número de eventos de
soborno, no es tan alta como en otros países del hemisferio americano. El 11.3%
de los salvadoreños dijo haber sido víctima de algún tipo de corrupción.
(c) La inseguridad sigue siendo un problema
serio para la mayoría de salvadoreños. Las percepciones de inseguridad son
relativamente altas en comparación con otros países de la región. Al ser
preguntados sobre qué tan inseguros se sienten, el 43.8% de los salvadoreños
dijo sentirse inseguro; esta percepción de inseguridad aumenta a 61.1% entre
los residentes de la capital.
(d) El nivel de tolerancia política
de los salvadoreños está ubicado entre los más bajos del continente americano.
En una escala de 0 a 100, la tolerancia pasó de 55.8 puntos en 2006 a 54.2
puntos en 2008, y posteriormente se da una importante disminución a 45.1 puntos
en 2010, llegando a 43.7 en 2012.
(e) Fluctuante confianza en las
instituciones públicas. En la encuesta de 2012, se reporta un leve incremento
en los niveles de confianza en las municipalidades, pasando de 59.2 en 2010 a
60.9 en 2012. El Salvador se sitúa como el país del hemisferio con los niveles
más altos de confianza en la municipalidad de residencia del ciudadano promedio
consultado. Por otra parte, a nivel de instituciones, las que gozan de mayores
niveles de confianza son la Fuerza Armada, la Iglesia católica y los medios de
comunicación. En tanto que la Asamblea Legislativa y los partidos políticos
presentan los niveles más bajos de confianza. Es decir, la percepción ciudadana
frente a las élites políticas continúa siendo de desconfianza y reprobación.
Estos datos, entre otros, muestran
que si bien la democracia —electoral y como forma de gobierno— es preferible en
tanto los ciudadanos sienten que efectivamente son protegidos en sus derechos
civiles, políticos y sociales, la victimización por corrupción y delincuencia,
así como la percepción de corrupción en los funcionarios públicos, afectan
negativamente el apoyo al sistema político en el país. La sensación de
inseguridad pública, el miedo de los ciudadanos y la debilidad de las
instituciones pueden conducir al apoyo de gobiernos autoritarios, al incremento
de actitudes de intolerancia y a la pérdida de confianza en las élites
políticas. De ahí que la consolidación de la democracia pasa por el
fortalecimiento y desarrollo de instituciones públicas eficientes y
transparentes. Implica demostrar que el Gobierno es capaz de dar soluciones
viables a los principales problemas ciudadanos. Supone, en definitiva, que la
medida del desarrollo de una democracia está dada por su capacidad de dar
vigencia a los derechos de los ciudadanos y de constituirlos en sujetos de las
decisiones que los afectan.
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